La medición de puesta a tierra (pozo a tierra), se ejecuta de acuerdo con las instrucciones de los estándares al respecto. Es primordial que el diseño e instalación de un sistema de conexión a tierra incluya la medición de la resistividad del terreno. Por consiguiente, existen normas tanto para medir la resistencia eléctrica del sistema de puesta a tierra al momento de la instalación, como al ejecutar mantenimientos posteriormente. Una falla a tierra ocurrirá si hay una conexión no deseada entre la tierra y el conductor que transporta la corriente. A diferencia de un cortocircuito, una falla en el sistema de puesta a tierra no es tan sencillo de identificar ya que la corriente es mucho más baja. Por ello, se vuelve una tarea indispensable para los técnicos expertos el detectar fallas o defectos, prevenir desgracias.
El motivo principal de una medición de resistencia de puesta a tierra será garantizar el correcto funcionamiento del sistema. De esta manera, la protección de dispositivos eléctricos e industriales contra fallas, sobrecargas o rayos también contribuye a la seguridad de las personas. Un sistema de puesta a tierra deficiente puede traer contratiempos, pero la ausencia total de uno es altamente peligrosa. Sin una medición de resistividad del terreno y certificación de la resistencia eléctrica del sistema de puesta a tierra, hay posibilidad de que la corriente de falla no siga su camino a tierra y tampoco se derive correctamente. Así, al realizar la medición de pozo a tierra se confirma la resistencia entre el electrodo y el terreno, evitando accidentes y pérdidas económicas mayores.
Una medición de puesta a tierra será el factor más importante para asegurar con precisión la resistencia del sistema. De esta manera, hay que tomar en cuenta los siguientes pasos al momento de realizar la medición:
El mejor escenario es que una conexión a tierra tenga una resistencia de menor a 5 Ohm.
Este valor será un factor muy importante para tomar en cuenta para el funcionamiento eficiente de los dispositivos electrónicos e instalaciones. Muchas veces es difícil obtener los valores deseados de resistencia eléctrica requerida debido a las diferentes propiedades del suelo. Si bien no hay un estándar definitivo de la resistencia, lo recomendable sería mantenerlo máximo hasta 5.0 ohm para equipo electrónico. 10 ohm para sistemas de protección contra el rayos y 25 Ohm para uso eléctrico común. De esta forma, la resistencia de tierra proporciona esencialmente tres características importantes:
Gracias a una baja resistencia, si una persona toca dispositivos o maquinaria con una falla eléctrica, la corriente se derivará a través del cable a tierra y no por la persona. Por consiguiente, se elimina el riesgo del choque eléctrico.
Se debe considerar que un sistema de puesta a tierra adecuadamente instalado y con materiales garantizados, la resistencia inicial del sistema debería mantenerse por mucho tiempo. Según los organismos competentes la medición y certificación de los sistemas de puesta a tierra deberá hacerse:
a.- Una vez al año en locales con afluencia de público.
b.- Cada tres años en lugares comunes o con sistemas eléctricos domésticos.
Sucede que, con el paso del tiempo, algunos tipos de suelos con alto contenido de humedad, temperaturas y sal pueden empezar a degradar las conexiones (varillas y cables). Por lo tanto, en esos casos los sistemas de pozo a tierra y sus conexiones deben comprobarse y mantenerse al menos una vez al año. Una vez se haya investigado e identificado un aumento en la resistencia, se debe corregir el problema agregando o reemplazando las partes defectuosas del sistema de puesta a tierra.
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